¿Existen hoy
“Cabrales”?
Los que asistimos a la II Asamblea
Distrital Rotaria del pasado 16 de mayo, pudimos gozar de la banda de la Escuela de
Suboficiales Sargento Cabral.
La misma, entre otras marchas, interpretó
La Marcha de San Lorenzo
Al escucharla inmediatamente pensé en
Cabral, Juan Bautista Cabral, el Sargento Juan Bautista Cabral y tengo que
reconocer que no solo me emocioné, sino que me invadieron innumerables
preguntas.
Caminando de regreso del almuerzo, le
comenté al amigo Gustavo P., “Cabral, que lindo tema para escribir un
artículo”.
Y aquí estoy, escribiendo ese artículo.
Empecemos con un poco de historia y
aprovechemos para recordar a alguien que ha sido un símbolo de
responsabilidad y patriotismo desinteresado.
"¡Muero contento!
¡Hemos batido al enemigo!". Estas fueron las últimas, célebres palabras de
Juan Bautista Cabral, según una carta que el propio José de San Martín envió
al Triunvirato solicitando ayuda para las viudas de los caídos en la batalla
de San Lorenzo. San Martín agrega: "...atravesado con dos heridas no se le
oyeron otras palabras que las de viva la patria".
Aunque hay quienes sostienen que faltan certezas sobre el episodio, el
mismísimo general San Martín, con esta carta, sentó las bases para que
Cabral se transformara en un héroe. Entre los 15 muertos sólo hubo un
correntino; y gracias a Cabral ése no fue San Martín sino él mismo.
Nacido en Saladas en 1789, sus padres fueron Carmen Robledo y Francisco
Cabral, ambos al servicio de una familia estanciera.
A los 23 años, el
3 de noviembre de 1812, el futuro sargento Cabral se unió a un grupo de 89
jóvenes correntinos destinados a la milicia, a las órdenes del teniente Juan
Parreti. El 29 de diciembre se integró al Regimiento de Granaderos en Santa
Fe.
A partir de entonces hay dos versiones sobre su carrera. La primera supone
un meteórico ascenso hasta llegar a sargento. La otra hipótesis lo imagina
soldado raso en la fecha del recordado combate y la concesión
post mortem del grado de
sargento. Pero esto es solo una anécdota que no empaña la figura de Cabral.
Las escaramuzas relatadas en la Marcha de San Lorenzo comenzaron en la
mañana del 3 de febrero de 1813. Las tropas de San Martín debían defender
las costas del Paraná de los realistas.
El Libertador instaló su cuartel general en el convento de San Carlos, cerca
de la posta de San Lorenzo. Iniciado el enfrentamiento, San Martín recibió
una descarga de fusilería que mató a su caballo. El animal cayó sobre su
pierna, atrapándolo. Los sucesos posteriores son detallados por Bartolomé
Mitre en un interesante libro
Historia de San Martín y la Emancipación Sudamericana, donde
encontramos el siguiente relato: "San Martín habría sucumbido en aquel
trance, si otro de sus soldados no hubiese venido en su auxilio echando
resueltamente pie a tierra y arrojándose sable en mano en medio de la
refriega. Con notable fuerza pero con gran serenidad desembaraza a su jefe
del caballo muerto que lo oprimía... y recibe en aquel acto dos heridas
mortales... Llamábase Juan Bautista Cabral este héroe de última fila".
Después de haber
realizado este homenaje al físicamente pequeño pero inmenso ser humano,
volvamos a las preguntas que me vinieron a la mente mientras escuchaba esa
marcha de San Lorenzo en esa reunión Rotaria.
¿Por qué Cabral hizo lo que
hizo?
¿Qué hay que sentir para ser un
Cabral?
Salvando las distancias,
¿Existen hoy “Cabrales”?
Pasaron los días, las semanas y
dentro de la vorágine diaria en la que vivimos y muy lentamente, fui
encontrando las respuestas a éstas preguntas.
A medida que las iba armando,
noté que una especie de vergüenza ajena me iba invadiendo.
Cabral era una persona sin
estudios pero con una alta responsabilidad y compromiso con su Patria y de
ahí su alistamiento tan joven a la milicia. Sabía, que su Patria lo
necesitaba y él estaba dispuesto a servirla. Era un patriota.
Cabral no buscaba nada, solo
quería ser parte activa de la liberación que en esos momentos el país estaba
buscando.
Sus jefes, eran líderes que
combatían codo a codo junto a ellos, transmitiéndoles una motivación sincera
y sin dobles discursos.
Estos líderes, no aprovechaban
su superioridad en busca de beneficios personales, tenían ideales comunes
con la Patria, si entiéndase bien IDEALES COMUNES CON LA PATRIA y
sabían que ellos no iban a poder disfrutar de los beneficios que iban a
producir sus logros, pero igual seguían adelante porque en su interior no
les cabía la posibilidad de hacer algo distinto. Ellos también eran
patriotas.
Por todo esto Cabral hizo lo
que hizo.
Las causas que llevaron a
Cabral a alistarse en la milicia son muy distintas a las que hoy motivan a
cualquier persona a afiliarse a un partido político.
Hoy se buscan otras cosas, se
busca tener alguna ventaja sobre los demás para provecho propio. Se busca el
enriquecimiento veloz. Se busca la vida fácil. Se busca pasarla bien sin
trabajar demasiado.
Hoy el concepto patriotismo es
un bien escaso.
Repito, hoy el concepto
patriotismo es un bien escaso.
Es por eso que es difícil
encontrar dirigentes que sientan lo que sentía Cabral, más, que entiendan lo
que hizo Cabral y jamás comprenderán por que lo hizo.
Estas son las causas por las
que hoy es difícil encontrar “Cabrales” entre nuestra dirigencia y realmente
es una lástima y lo lamento.
De ahí, esa vergüenza ajena que
me invadió por un momento mientras buscaba respuestas, y que vuelvo a sentir
mientras escribo estas líneas.
Les confieso que me hubiese
gustado enormemente poder haber terminado esta nota diciendo
“AQUEL QUE VA ALLA, ES UN
CABRAL”
Pero no puedo hacerlo, la
realidad es otra. Espero que algún día mis nietos puedan decirlo.
Muchas gracias, VIVA CABRAL
y VIVA LA PATRIA.
Junio 2009
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