El
Día del Amigo
Amigo. Que palabra corta y con una
estructura gramatical irrelevante. Palabra que viene del latín AMICUS, con
una etimología incierta, pero de un contenido muy pesado. Tan pesado que le
faltan letras para poder soportar todo lo que representa.
Amigo. Hay infinitas definiciones que
todos conocemos, pero personalmente me quedo con la que dice:
“Cuando mirar para atrás te mortifique y
tengas miedo de mirar para adelante, mira a tus costados y allí me
encontrarás”.
Me gustaría repetirla:
“Cuando mirar para atrás te mortifique y
tengas miedo de mirar para adelante, mira a tus costados y allí me
encontrarás”.
Y para llegar a estar al costado de
alguien, en los momentos más difíciles, es necesario transitar por un largo
camino. El camino de la amistad. Pero cuidado, como decía Santo Tomás, hay
tres tipos de amistad, una amistad de utilidad, una amistad deleitable y una
amistad honesta.
La amistad meramente útil se da cuando se
busca al amigo por algún interés material.
La amistad deleitable se caracteriza por
la búsqueda del placer o de la compañía de la otra persona para sentir
gusto.
En cambio la amistad honesta, está en
función de la virtud y como la principal virtud a nivel humano es la
honestidad, esta amistad está orientada a la honestidad.
La amistad honesta es la amistad que se
respira en nuestro club rotario. Una amistad sustentada en la sinceridad y la
confianza de sus integrantes, una amistad que semana a semana da examen, una
amistad que no sabe de falsedades ni de traiciones, en síntesis una amistad
genuina y honesta.
Amigos, quiero aprovechar ésta
oportunidad para comentarles una mala experiencia sobre la amistad que me ha
tocado vivir.
Algunos sinsabores que he pasado en mi
vida me dejaron como imagen que la amistad era un concepto muy teórico y muy
terrenal. Concepto que asumí, cuando por determinadas circunstancias de la
vida tuve que mirar para los costados, y no encontré a nadie.
A través de los años, me costaba
entregarme abiertamente a participar en una relación profunda. No encontraba
la motivación suficiente para hacerlo. Transitaba el camino de la amistad
con dudas y temores y muy pocas veces llegaba al final. Hice innumerables
compañeros de trabajo y de club, pero muy pocos amigos. Dudaba de todos. No
sentía que podía alcanzar una amistad honesta. Pensaba que la amistad
honesta era una utopía.
Y así llegué al Rotary. A éste Rotary
donde encontré un grupo de personas, que lentamente me hicieron ver, que
esos amigos que un día me desilusionaron y me hicieron pensar que la amistad
honesta no existía, estaban equivocados. Que yo estaba equivocado.
Este Rotary, que me mostró como llegar al
final del camino de la amistad y recoger los frutos que en ese final se
encuentran, los amigos.
Este Rotary está formado por ustedes.
Ustedes son los que hicieron que mi manera de pensar cambie. Que mi
motivación aumente. Que sienta que la amistad honesta existe, y si la
amistad honesta existe, entonces existen los amigos. Los verdaderos amigos.
Los que sin duda voy a encontrar cuando necesite mirar a los costados.
Carlos A., gracias por tu filosofía
doméstica.
Milton B., gracias por tu perseverancia
infinita.
Emilio C., gracias por tu voluntad
inagotable.
Gustavo C., gracias por tu participación
manifiesta.
Rubén E., gracias por tu silencio con
eco.
Horacio G., gracias por tu simpatía
incentivada.
Pedro I., gracias por tu espiritualidad
centrada.
Carlos K., gracias por tu rigidez
flexible.
Catalino L., gracias por tu seriedad
transparente.
Eduardo L., gracias por tu compañerismo
virtuoso.
Gustavo P., gracias por tu alegría sin
fronteras.
Luís S., gracias por tu fortaleza madura.
Rubén S., gracias por tu experiencia
positiva.
José V., gracias por tu verborragia
incontrolada.
Néstor V., gracias por tu intencionalidad
abierta.
Ernesto V.B., gracias por tu tolerancia
manifiesta.
Amigos, estas virtudes que en el
transcurso de estos meses descubrí en cada uno de ustedes, son el cimiento
de nuestra amistad. No dejen de ser como son.
Espero, que en mi participación semanal,
hayan encontrado en mi persona alguna virtud que les permita considerarme
como un amigo de ustedes.
Si la amistad no es correspondida, no hay
amistad.
A todos y en forma personal a cada uno,
muchas gracias por permitirme ser tu amigo.
Nada más.
Julio 2009
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