Inicio en la Práctica del Golf
6ta. Parte:
Federarse
Un
paso que debemos dar para poder salir a jugar a campos de golf es
federarnos.
Aunque al principio resulta un tanto extraño (porque no sucede en la
mayoría de los deportes) es completamente lógico si pensamos que las
herramientas que se usan para jugar al golf son unos palos con cabezas
metálicas y unas bolas duras como piedras, con lo que es absolutamente
necesario que todos los jugadores cuenten con un seguro, porque aunque
nunca pasa nada, la bola sale de nuestro palo con una elevada velocidad
y cualquier desvío puede mandarla a sitios muy lejanos al objetivo.
Cuando veas que en la cancha de prácticas le das a la bola, te lees las
reglas un par de veces, te miras nuestra sección de reglamento y puedes
presentarte para obtener la licencia.
Para
federarnos tenemos que solicitar examen en la Federación correspondiente
o al profesional del club (según corresponda).
Aunque estamos hablando de un examen no debemos preocuparnos ni ponernos
nerviosos. Según comentó el examinador el día que yo me presenté es muy
muy difícil no aprobar. Basta con haberse leído las Reglas del Golf.
No
es un examen en que te hagan la típica pregunta rebuscada en la que te
van buscando el fallo, no, se trata de evaluar distintas situaciones que
nos podemos encontrar en el campo de golf para que cuando nos sucedan no
nos quedemos parados pensando: "¡bueno, ¿y ahora qué hago?!". Por
ejemplo, qué hacer si la bola se para contra un aspersor de riego o
contra una rama suelta en medio del fairway.
También se pregunta sobre las reglas de cortesía. ¿Qué hacer si estás
jugando y viene por detrás alguien más rápido que tú?
7ma. Parte: Tomar
clases
Al
principio, el movimiento del swing resulta completamente antinatural.
El
amigo que nos está enseñando el arte del swing o nuestro profesor se
empeñaran en que llevemos nuestra espalda a donde no ha estado nunca
antes.
Por
eso es muy importante que en nuestros primeros pasos nos dejemos
aconsejar por un profesional. Si hacemos que nuestro swing natural no
tenga defectos ni vicios tendremos una progresión mucho mejor que si por
no dar unas clases nos acostumbramos a hacer un swing incorrecto.
Lo
ideal es tener tiempo para practicar lo aprendido entre clase y clase.
Esto es más fácil de conseguir si se toman clases sueltas pues en un
cursillo estaremos más sujetos a un horario, pero los cursillos son
interesantes porque nos resultan más económicos. En cualquiera de los
casos es importante sacar un rato para practicar para así poder
comprobar que una vez que no tenemos al profesor delante seguimos siendo
capaces de lograr lo que estábamos practicando y en caso contrario poder
decirle al profesor en la siguiente clase que hay algo que no hemos
asimilado.
El
profesor también es importante. Debemos sentirnos a gusto con él o ella.
Pero eso no quiere decir que tenga que hacer lo que nosotros le digamos.
No, es exactamente lo contrario, nosotros somos los que debemos atender
lo que nos digan y hacerlo. Es cierto que nos podremos encontrar que
diferentes profesores emplean diferentes métodos de enseñanza. Unos se
basarán más en técnica y en la física del movimiento, otros más en las
sensaciones. Lo que tenemos que hacer es buscar al que más se acerca a
nuestras necesidades. Para saber qué clase de profesor es uno concreto
podemos hablar con sus alumnos o mejor aún con el profesor directamente.
¿Y
cuántas clases hay que tomar?. Pues es un poco como con el carnet de
conducir, cada persona requiere un número diferente de clases. En el
caso del golf nos encontramos con que el mismísimo Tiger Woods va
siempre con su profesor, pero eso es porque necesita que todo sea
siempre perfecto. En nuestro caso, al principio debemos tomar clases
continuadas hasta que empecemos a sentir que somos capaces de hacer
nuestro swing. Luego vendrá el proceso de ir haciéndolo repetitivo e ir
evitando los problemas que nos vayan surgiendo. Cuando lleguemos a ése
periodo, nosotros seremos capaces de ver cuándo necesitamos tomar una
clase para arreglar algo o para aprender algo.
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cancha" |